29.12.09

Empezó vendiendo toallas y hoy exporta ropa a Europa

Por ayudar a una prima descubrió su don para las ventas. No solo cambió su vida, también la de su hija, hoy solicitada diseñadora. Su nieta se les ha unido y juntas exportan sus prendas a Europa.
Por: Antonio Orjeda

Si fuera por Beatriz, el mundo entero sabría que su madre está por cumplir 84 años, y no solo porque está segura de que al planeta le sorprendería lo bien conservada que está su mamá sino porque no sabe qué más hacer con el orgullo que en ella Fina desata: “Fina es la fundadora. Cuando abrimos solo ella era conocida y tenía todo el cariño de sus clientas”. Ocurrió 29 años atrás y quienes pisaron su tienda de ropa para damas son testigos del movimiento que ahí había. Debido a los desastres que en los 80 dejaron el fenómeno de El Niño y Alan García, muchas boutiques fueron arrasadas; la de Fina, no. Según la piurana que forjó la marca que ha vestido a miles de limeñas, su desarrollo se debe a su hija. “Somos una buena dupla, pero ella es el alma de las tiendas”, aclara la hoy rankeada diseñadora que ha bautizado con su nombre a su marca: Beatriz Leigh. Recientemente, la nieta ha entrado en acción y con Willka están vistiendo al público joven Con ustedes, la mujer que forjó esta saga de confeccionistas.
¿Cuánto cambió su vida desde que una prima le pidió que la ayude a vender toallas?
¡Ah! Abrí una tienda, me dediqué a vender ropa Yo tengo que estar en la tienda. Si no vengo ¡me desespero! Porque yo estaba en mi casa, con mis hijos, oyendo música, regando mi jardín ¡No hacía nada!¿Qué descubrió al comenzar a dedicarse a esto?
Que me entretenía. Me iba a Ancón ayudando a mi prima a vender lo que ella necesitara y ahí fue que me picó el mosquito (ríe)
Y no solo cambió su vida, sino también la de su hija Beatriz, que estudió Psicología, pero por ayudarla en la tienda que usted abrió terminó descubriendo sus dotes como diseñadora y hoy es muy reconocida.
Ella está feliz ahora, pero ha renegado mucho “¡Por ayudarte dejé mi carrera!” (ríe) Es que así fue.
De no haber existido esas toallas, usted habría seguido regando su jardín.
No habría hecho nada, pero esa prima era una persona muy especial. Ella, tal como después lo hice yo, tenía un boutique no por necesidad sino porque quería entretenerse. ¡Nada más que por eso! Y llegó a tener una hacienda.
De no haber descubierto su talento para las ventas no existirían las marcas Fina, Beatriz Leigh ni Willka, ni estarían exportando a Europa.
Sí Pero mucho de lo que se ha logrado se lo debemos a Beatriz. Yo solo soy una persona que disfruta engriendo a la clientela, dándole gusto.
Su hija dice todo lo contrario: que esto no existiría de no ser por usted.
Será que nos complementamos, pues.
Usted pertenece a una generación de mujeres acostumbradas a secundar al marido.
Yo siempre fui libre e independiente. Siempre hice lo que yo quería (ríe).

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