29.8.11

Cultura: una oportunidad imperdible


La designación de susana baca como ministra de Cultura ha gozado de una cobertura internacional que no se veía desde que Javier Pérez de Cuéllar asumió la presidencia del Gabinete del Gobierno de Transición, en noviembre del 2000. Los diarios más influyentes del mundo han destacado el nuevo rol de la artista, quien además de intérprete es una destacada investigadora del patrimonio musical afroperuano.

En el Perú, sin embargo, el escepticismo se ha impuesto al entusiasmo, quizá porque el Ministerio de Cultura no ha tenido el tiempo suficiente para definir sus funciones e iniciar su trabajo —fue creado en julio del año pasado— y no recibió el respaldo político del anterior Gobierno. Algunos analistas también cuestionan la falta de experiencia ejecutiva de la ministra Baca y señalan que su nombramiento fue una solución de "última hora" al escaso número de mujeres en el Gabinete.

Pero Susana Baca no es ajena a los grandes retos. Su trabajo ha sido fundamental para que en los círculos culturales del Primer Mundo los ritmos afroperuanos estén tan bien posicionados. Ese prestigio ciertamente le abrirá muchas puertas para la difusión en el extranjero de otras expresiones artísticas peruanas, tanto tradicionales como contemporáneas, que a pesar de su diversidad y calidad no han gozado de la presencia que se merecen.

Es en el ámbito interno donde los desafíos son inmensos. Para empezar, habrá que establecer los objetivos de corto y largo plazo del ministerio, y cómo se trabajará para alcanzarlos. Será necesario cambiar la percepción de que "cultura" solo abarca el patrimonio arqueológico y las bellas artes, y que la gestión cultural no se circunscribe a la administración de museos. Además, se necesitará establecer las bases para que el sector se desarrolle como una industria, es decir, que genere puestos de trabajo e ingresos.

Una condición clave es el respaldo político. El discurso del premier Salomón Lerner ante el Congreso no hizo ninguna mención al tema cultural, lo cual genera preocupación —la promoción de la gastronomía es una iniciativa privada—. El Gobierno tiene una oportunidad que no puede darse el lujo de desperdiciar: incluir la cultura como pieza clave de la transformación que busca emprender. (gestion)

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