El 1 de abril se abre de nuevo el acceso a una de las Maravillas de la Humanidad. Redescubra este legado lleno de misterios.
Por María Helena Tord
Después de dos largos meses que para muchos parecieron una eternidad, Machu Picchu se abre nuevamente para recibir a los cientos de visitantes que llegarán de todas partes del mundo. La pregunta ahora es: ¿Qué es lo que hace tan especial a este símbolo del antiguo Perú y una de las siete nuevas maravillas del mundo?
CIUDADELA DE PIEDRA
Es cierto que Machu Picchu ya no es aquella ciudad perdida cubierta por la naturaleza, pero aun así todos coinciden en que siempre es impresionante y que en cada visita se descubre algo nuevo y fascinante, pues los miles de turistas no le quitan el aire de misterio que siempre protege a esta ciudadela.
La combinación espléndida entre arquitectura y topografía ha hecho que hasta el día de hoy sea un lugar de difícil acceso en una de las zonas más abruptas de la cordillera.
La construcción de Machu Picchu, para algunos, la habría ejecutado el inca Pachacútec y al parecer fue un punto importante de abastecimiento de los recursos provenientes de la selva (o Antisuyo), como la hoja de coca y plantas medicinales y otros cultivos, además de bienes suntuarios como plumas de aves utilizadas en la parafernalia ritual.
El carácter sagrado de Machu Picchu lo convierte en un complejo único donde edificios de granito esculpidos desde la tierra, andenerías que parecen sostener los cerros y monumentos que se han adaptado al entorno han creado un paisaje arquitectónico que rinde culto a la naturaleza, al agua, a la piedra, al sol, a las aves y a las montañas.
Durante su recorrido por el complejo hallará estructuras y esculturas que, a manera de piedras sagradas, descansan a medio camino. Muchas rocas fueron dejadas en su estado natural y adoradas a manera de apus, resaltando el origen natural de todo lo que se construyó en este lugar.
Sorprendentemente, durante las excavaciones llevadas a cabo en el sitio en 1911 por Hiram Bingham no se halló un número importante de material cultural en las áreas residenciales, por lo que se presume que el complejo fue habitado por un número reducido de habitantes.
En las excavaciones, Bingham descubrió más de 100 entierros que eran en su gran mayoría de mujeres muy jóvenes. De ahí la tesis que sostiene que uno de los barrios estuvo destinado a la residencia de las acllas o vírgenes del sol. La mayoría de fragmentos de cerámica que se encontró procedía del templo de las tres ventanas.
En su viaje a Machu Picchu constatará que hay lugares especiales, cuyo recorrido resulta imperdible para entender mejor esta gran obra de los incas y el carácter sagrado que lo envuelve. Es importante anotar que muchos términos, sobre todo los topónimos, que aún se utilizan provienen de los nombres asignados por Bingham, y en muchos casos son erróneos con relación a las funciones que al parecer cumplieron.
EL OBSERVATORIO O TORREÓN
Este edificio de casi tres metros de altura está construido sobre un gran bloque de granito que sigue el contorno de las rocas y forma una peculiar curvatura que representa uno de los trabajos más finos en piedra. Al parecer, fue un templo dedicado a la observación astronómica.
TEMPLO DE LAS TRES VENTANAS
En la cima de la plaza sagrada se encuentra el conjunto más importante que contiene los templos más representativos del santuario. En una de sus explanadas se halla el templo de las tres ventanas, llamado así porque tiene tres vanos de forma trapezoide con unas hornacinas a sus costados. Desde acá se tiene una hermosa vista del monumento. Si observamos bien, al lado de esta estructura se halla una maqueta de piedra donde se representan las montañas sagradas que rodean el complejo.
INTIHUATANA
Sobre un promontorio artificial compuesto por terrazas superpuestas se levanta una gran roca labrada a la que se le atribuye comúnmente la función de reloj solar. La traducción de esta magnífica pieza es “lugar donde se amarra el sol o donde se da bien el sol”. Otros estudios lo relacionan con el cruce de dos líneas imaginarias que se dirigían a los principales apus de la zona, del Huayna Picchu al Salcantay y del Verónica al San Miguel, o también como controladores de fenómenos meteorológicos relacionados con la fertilidad del ganado y de los apus. Piedras similares se han hallado en Qenqo y Písac.
LA ROCA CEREMONIAL
Es un gran monolito asentado sobre un pedestal de piedras labradas y considerado objeto de culto. En la parte superior se ha labrado el contorno de las cerros que se hallan frente a este. El trabajo está tan sutilmente hecho que parece una roca totalmente natural, sin intervención de la mano del hombre.
RECINTO DE LOS MORTEROS
En el llamado sector residencial está el recinto de los morteros, donde se encuentran dos fuentes de piedra colocadas al centro de la habitación. En un principio se las interpretó como piedras utilizadas para la elaboración de tintes, debido quizá a los restos de instrumentos para elaborar textiles que se hallaron en habitaciones aledañas. Al parecer cumplieron una función ceremonial relacionada con la observación del cielo que se reflejaban a manera de espejo de agua.
AVE DE PIEDRA
Uno de los trabajos más interesantes es una piedra natural que sale entre las estructuras a manera de alas desplegadas. Frente a ella, una roca tallada representa la cabeza de un ave posada sobre una fuente.
LA ENTRADA AL BOSQUE
No podemos imaginar la ciudadela de piedra de Machu Picchu fuera de su impresionante entorno geográfico y ecológico. Es esta comunión la que causa impacto entre sus visitantes. Esta mezcla del verdor del trópico húmedo con las verticales montañas de la cordillera oriental han creado un hábitat único de bosque de nubes donde convergen las grandes montañas de la sierra con el exuberante bosque tropical, territorio de exóticas aves como el gallito de las rocas y el oso de anteojos. Cuando se ingresa en tren desde Ollantaytambo hacia la Reserva Ecológica de Ma- chu Picchu el paisaje de valle interandino va transformándose en un inmenso cañón adornado de una tupida selva tropical que parece imposible de penetrar a través de sus empinadas montañas.
Este ecosistema de ceja de selva tiene una exuberante vegetación, arbustos, antiguos helechos y palmeras de altura.
CAMINOS ENTRE NEVADOS
El entorno tiene una gran variedad de pisos ecológicos que van desde los 1.700 m.s.n.m. hasta los 6.271 m.s.n.m., en la cumbre del impresionante nevado Salcantay. Es por ello que existe un interés científico por su diversidad genética original que han llevado a Machu Picchu a ser una de las candidatas esta vez a maravilla natural por el mismo concurso New 7 Wonders que premió a la ciudadela como una de las nuevas siete maravillas .
RUTAS DE PIEDRA
Una forma de llegar hasta Machu Picchu es caminando, pues a través de nuestro pasos se redescubre realmente el entorno natural de la reserva. Esta es quizá la mejor manera de conocer y de llegar a la ciudadela, por los caminos que recorrieron los antiguos habitantes.
Esta parte del sistema de caminos, conocida como el Camino Inca, que conduce hasta Machu Picchu, estaba conectado con Ollantaytambo y a su vez con el Cusco. Actualmente se llega según el itinerario escogido y los días que deseamos caminar. Durante este trayecto se pasa por varios complejos como Huiñay Huayna.
Otra ruta alternativa es a través de las vías que rodean el abra del nevado Salcantay que parten del poblado de Mollepata (a tres horas del Cusco) hasta una nueva vista de la ciudadela.
Durante este trayecto se recorren caminos aledaños a montañas nevadas de hasta 5.900 m.s.n.m. bajando hacia la selva. Al final de la ruta nos topamos con estructuras incas cubiertas por la naturaleza desde donde se tiene una vista diferente de la espalda del santuario histórico y del Huayna Picchu.
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