Claude Gilois, de la empresa Vinos del Mundo, indicó que antes era imposible ver viñedos en el desierto, y manifestó su asombro ante los que encontró al sur de Lima.
Gilois es conocido por ser un trotamundos. Él ha recorrido Grecia, Sudáfrica, Australia, Cuba, Colombia, Argentina, Bolivia, Chile y, por supuesto, Perú en busca de los mejores tipos de vinos con un solo objetivo: llevarlos a su país.
A pesar de que Francia es el primer país vitivinícola del mundo, Gilois acaba de cumplir su meta. Hoy, diferentes restaurantes de París tienen en su carta vinos que son producidos en Ica.
“Algunos han tratado ya de importar vino extranjeros, pero esos intentos fracasaron”, indicó a la agencia AFP, para luego señalar que en el desierto del Perú se topó con la primera cepa plantada en Sudamérica, en el siglo XVI, por el sacerdote Francisco de Carabantes, quien fundó el viñedo Tacama.
Gilois lo visitó en el 2007 y, tras catar los principales vinos de esta empresa y otras, decidió comprar un promedio de 400 botellas al año, que son colocadas en las bodegas y restaurantes de diferentes ciudades francesas.
Así lo aseguró el gerente de ventas de Tacama, Daniel Geller, quien indicó a elcomercio.pe que Gilois le ha demostrado a los franceses que el mejor vino no necesariamente se produce en Francia, sino que hay diferentes tipos que también son buenos.
“Cuando él vino nos contó que lo tachaban como loco. Sin embargo, hoy se ve el fruto de su trabajo. Que él esté llevando vinos hechos en el Perú no es cualquier cosa puesto que le da cierto respaldo de calidad a nuestro producto”, añadió.
POR LA PUERTA GRANDE
Geller precisó que Gilois solo compra los mejores vinos que producen como el Don Manuel, Sinfonía y Quantum, que en Lima se venden por 60 soles, pero en Francia alcanzan la cifra de los 60 euros.
Geller precisó que Gilois solo compra los mejores vinos que producen como el Don Manuel, Sinfonía y Quantum, que en Lima se venden por 60 soles, pero en Francia alcanzan la cifra de los 60 euros.
“Son vinos que tienen nivel, inclusive en ese mercado. Hace tiempo que nuestros vinos se vendían en tiendas en París, pero, ahora, hay una diferencia, hemos entrado por la puerta grande de los licores finos”, acotó.
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