Sebastián Schreier Loret de Mola fue reconocido con el premio Fair Play por rescatar del agua a un competidor español.
Hay fracciones de segundo que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, entre actuar motivado por el espíritu solidario y la indiferencia total. Ese instante permitió al velerista peruano Sebastián Schreier Loret de Mola ser protagonista de una historia de vida que le permitió ayer ser reconocido con el premio Fair Play, entregado en una ceremonia solemne por el Comité Olímpico Peruano y el Panathlon de Lima.
Durante la partida de una de las regatas en el Campeonato Mundial de Veleros, clase Windsurf, en Cádiz (España) las embarcaciones de España y Alemania chocaron aparatosamente. Producto de la colisión el velerista español se golpeó la cabeza con el mástil del cual se agarran los competidores y cayó cubierto por la vela. En ese momento, Schreier, que iba delante de ellos, volteó con el sonido del golpe y vio que el español no reaccionaba.
“No lo pensé dos veces. No sé qué fue lo que me motivó en ese instante, pero tiré mi vela a un costado y me lancé al agua. Nadé unos metros y seguía viendo que él no reaccionaba. Respiré hondo y me zambullí por debajo de su vela. Lo pude sacar de allí, lo llevé hasta su tabla. Lo siguiente que recuerdo es que le estaba dando respiración artificial. Justo reaccionó en el momento que llegaba el zódiac de la organización con los paramédicos. Lo terminaron de reanimar y lo llevaron al hospital”, narró ayer Sebastián, algo sorprendido con la cantidad de micrófonos a su alrededor, pero emocionado al ver en la ceremonia a toda su familia.
Cuenta que no le importó esa regata. Los demás competidores sí habían seguido en la competencia, quizá porque ninguno se dio cuenta de la gravedad del incidente. El peruano se subió nuevamente a su tabla, recogió la vela y regresó al punto de partida.
“Fue muy emotivo como todo el equipo español y los familiares de este chico se me acercaron a dar las gracias, conmovidos por lo que había hecho”.
EL REENCUENTRO
Su acción fue captada por los fotógrafos de la organización. Al día siguiente, el velerista español (“puedes creer que hoy no recuerdo su nombre”) me buscó especialmente y me dio las gracias. “Tú me has salvado la vida”, me dijo.
“Quizá fue por la formación que he tenido en mi casa, quizá ha sido por la disciplina que me ha dado el deporte, pero en ese momento hice lo que sentí que tenía que hacer. ¿La prueba? ¡Qué me importaba en ese momento! La satisfacción de haber hecho una buena acción valía más que una medalla o un título. Eso fue mucho más importante”, recordó este deportista de 21 años que estudia ingeniería industrial en Alemania.
Él recibió una distinción de manos de Iván Dibós, representante del COI en el Perú, y de José Quiñones, presidente del Comité Olímpico Peruano.
Un gesto, una acción, un momento que significó una vida.
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